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jueves, 30 de abril de 2015

LA DANZA DE TERPSICORE-Por Claudia Figueroa

LA DANZA DE TERPSICORE-Por Claudia Figueroa

Me encuentro en el mundo de las musas, a lo lejos, hay una jovencita que está danzando, su cuerpo dibuja el mismo sistema solar con cada movimiento, es Terpsícore, quien, no deja de bailar, abre los ojos, me mira fijamente, y me invita a pasar con ella, y en tono jovial y ligero, habla conmigo.

Me cuenta mil cosas sobre la danza, ella inspiró al rey David para alabar a Dios, e inspiró a otros a que alabaran al Dios altísimo sin necesidad de palabras, porque el amor es movimiento que nos envuelve, y todo está en movimiento, todo se mueve a un ritmo especial, y solo quienes pueden llegar a penetrar en el velo de la ilusión que la danza es solo técnica, ha entrado al mundo de las musas que no está entre el mundo que conocemos.

Terpsícore, mientras habla, es un halago escucharla, todas las culturas fueron inspiradas por ella para sus rituales religiosos, hasta que la danza cayó en malas manos, su corazón destrozado busca en cada movimiento una pequeña luz que la lleve a recuperar su libertad, su sueño de volver a orar levantando las manos y moviéndose al compás del ritmo de la naturaleza y de las estrellas.

¿Qué te detiene, mi bella Terpsícore? Tienes razón, ya no hay coros de danzantes, ni corazones valientes que quieran honrarte y adorar a quien tú adoras, que es el mismo Dios que está en las alturas y se ve complacido con verte bailar, ya que no hay oración más sutil y sublime que el movimiento.

Todo se mueve, nada se detiene, cada cosa tiene un ritmo, todo vibra a un nivel diferente, yo te he buscado porque quiero aprender a alabar a Dios sin necesidad de hablar, que sea mi corazón quien se regocije de Él y que se llene de su presencia, la danza puede ser de diferente tipo, pero todas llevan a un mismo fin: el reunirnos con Dios, con nuestro Creador, de ser uno en su presencia, y de volvernos hermanos todos.

Terpsícore se aleja un poco y empieza a danzar, mi corazón se alegra porque siente sus anhelos, su esperanza y sus sentimientos, en un movimiento alza sus brazos y me lleva con ella para que bailemos. “Bailemos, celebremos que estamos vivos, y que el mundo necesita de nosotros”. Yo no podía creer lo que me decía, mi cuerpo se entumeció, pero su mirada tierna de niña jovial que no tiene nada que temer, me dio la confianza, y empecé a moverme poco a poco, “la danza es una oración en movimiento,”  “no tengas miedo y no dudes en bailar y de celebrar la vida.” Sus ojos se volvieron a humedecer, y una lágrima rodó por su mejilla, yo la toqué y vi por primera vez, lo que ella quería, había una prisión que la dejaba cautiva, no la dejaba ir, y añoraba esa libertad, y mientras los hombres denigren la danza como algo sagrado, la luz y la sonrisa no volverán a su rostro hasta que ese caos se restaure, yo solo logré decir: “déjame ayudarte” y aquí que tengo la misión de enseñar que la danza va más allá de una técnica, sino que es la expresión de libertad que tiene el alma para encontrar la luz del sol que su prisión le evita ver, es ese atisbo de remanso de paz que se puede encontrar en medio de la tormenta del día a día.


Terpsícore no deja de danzar y soñar que algún día podamos nosotros celebrar la vida sin que tengamos que caer en el mundanal movimiento denigrándose hasta el punto del animalismo, y hasta que lleguemos a ese punto, los barrotes de su prisión se harán cada vez más gruesos que será imposible que pueda salir de allí.

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